Francisco Scarfó, fundador del GESEC (Grupo de Estudios Sobre Educación en Cárceles), expone la falta de recursos existentes para las personas privadas de la libertad.
Por: Marina Benvenuto.
A causa de la expansión del COVID-19, el Servicio Penitenciario Bonaerense suspendió las actividades educativas y extracurriculares dirigidas a las personas privadas de la libertad, el pasado 18 de marzo. Sin embargo, según Francisco Scarfó, el Estado decidió continuar con la pedagogía de los estudiantes. Se les siguió entregando actividades, tareas y ejercicios. El 30 de marzo, el Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires autorizó el uso de celulares con fines educativos.
Sobre la cuestión mediática que se generó a partir de las salidas transitorias y la prisión domiciliaria de las personas privadas de la libertad, Scarfó opina: “Hay personas que no tendrían que estar ahí. Uno no quiere morir en la cárcel y está muy bien que así sea. La cárcel es lugar de separación de la sociedad para que los internos puedan reinsertarse en ella, no para que vuelvan hechos unos cadáveres”. Crédito: Scarfó.
El fundador del GESEC es actual docente en la escuela primaria para adultos de la Unidad Penal 10 de Melchor Romero, La Plata. Sostiene que estas resoluciones vienen con dificultades, la conectividad no es una solución realmente efectiva en las unidades penales. Los datos que tienen los internos en los celulares los utilizan especialmente para comunicarse con los familiares, ya que las visitas están canceladas. La interacción con los maestros mediante un teléfono requiere un costo que los alumnos no pueden pagar. Melisa Moyano, coordinadora del "Programa de educación universitaria en contexto de encierro" de la Universidad Nacional de Cuyo, identifica el mismo problema: “No se cuenta con la infraestructura necesaria. Es mínima la cantidad de estudiantes que cuentan con dispositivos electrónicos con datos móviles registrados que les permitan conectarse”. Por este motivo, Moyano explica que el material de estudio como las instancias de evaluación de proceso se llevan a cabo mediante formato papel.
“La cárcel tiene una lógica premial y el problema es que la escuela y la educación tienen el riesgo de entrar en ella”.
Scarfó expone que el principal problema de que los estudiantes reciban las tareas a través de un coordinador educativo es la vinculación con los alumnos: “La vinculación pedagógica entre el estudiante y el maestro tiene que ser una relación despojada por ley. Entregar las tareas al personal del servicio penitenciario es complicado”. Pone en evidencia una realidad de la cárcel, en las que los funcionarios y referentes usan estas situaciones para aumentar su poder. “Te doy esta tarea, no te la doy, ¿qué me das a cambio?”, son las frases que se suelen escuchar. El docente explica que la cárcel tiene una lógica premial y el problema es que la escuela y la educación tienen el riesgo de entrar en ella.
Según Scarfó, el GESEC sigue en colaboración con las organizaciones estatales como no estatales, en donde hacen un trabajo en conjunto. Click en la imagen para ir al último documento elaborado por el GESEC. Fuente: Francisco Scarfó. (M.B.).
Entre las medidas que tomaron las distintas escuelas para afrontar el contexto de pandemia, Scarfó comenta que se enviaron contenidos que potencien la vinculación, se pensaron actividades que fomenten la expresión y la creación, y sobre todo que mantengan una actividad cognitiva. Se integró el uso de radios que ofrecen contenidos educativos. Muchas escuelas habilitaron los grupos de Facebook para la devolución general. Otras crearon cuentas de mail. El fundador del GESEC tiene como objetivo que la mayor cantidad de internos pueda acceder y recibir la misma información, garantizando la seguridad sanitaria del trabajador que lo haga posible.
La educación no formal en las prisiones también se vio afectada por el COVID-19. Anita Sicilia, licenciada en Comunicación Social, dicta talleres de lectoescritura para personas privadas de la libertad en la Unidad 9 y en la Unidad 43 de La Plata. Aunque estos se pausaron, otros de sus proyectos siguieron su rumbo. Sicilia fundó ocho bibliotecas en distintas unidades penitenciarias, la última en contexto de pandemia. Esta vez, no entró ella con los libros, sino que los dejó en requisa y los internos los organizaron. Crearon una biblioteca móvil que rota por pabellones, donde los leen y hacen un resumen como interpretación de texto, con el fin de “no aburrirse”.
“Las bibliotecas son posibles gracias a las donaciones de la gente”, comenta Sicilia. Su plan es armar una construcción colectiva donde no sea ella la única que inaugura las bibliotecas, sino que la organización se expanda y sean más personas haciendo lo mismo. De esta forma se recolectarán más libros. Crédito: Anita Sicilia.
“El aislamiento también se siente en la cárcel”, afirma Ornella Scarano, coordinadora del proyecto “Leer nos acerca”. La iniciativa nace de la Universidad Nacional del Sur en Bahía Blanca y tiene como destinatarias a las mujeres de la Unidad Penal N°4 de Villa Floresta. Consiste en una convocatoria abierta para todas las personas que quieran enviarles audios o videos en los que lean algún fragmento de un cuento, una novela, una poesía o un relato propio.
“Es bueno difundir las buenas experiencias que tiene la gente que participa en proyectos, así más personas se suman a futuras iniciativas”, asegura Ornella Scarano. Fuentes: Scarano, Scarfó y Atrapamuros. (M.B.).
“La situación de la pandemia pone a la luz problemáticas históricas del sistema carcelario”, enuncia Scarfó. Melisa Moyano expresa que es fundamental contemplar las particularidades de cada unidad penitenciaria para garantizar las distintas instancias de acompañamiento necesarias. Ante las omisiones del Estado, Scarfó afirma que hay que hablar sobre los derechos de las personas privadas de la libertad: “Lo que no se hace es también una violación del derecho”.
Scarfó teme que si antes bajaban 10 alumnos a la escuela después de la pandemia se reduzca el número a 5 o 6. Espera que el protocolo sanitario que se establezca garantice el acceso de todos. Fuente: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Último reporte del SNEEP (Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena) en 2018. (M.B).
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