SE INVESTIGARON ESCUELAS COMUNES Y ESPECIALES
Las personas con discapacidades no reciben educación igualitaria
Los principales resultados de una investigación muestran que hay tres tipos de discriminación: la exclusión, la segregación y la exclusión en la integración.
Por: Juana Lemos
La educación es un derecho universal; sin embargo, ciertos niños reciben una peor enseñanza por el hecho de tener alguna discapacidad. “Está muy instaurado el `pobrecito´ y eso hace que se les exija y enseñe menos, se mira más la limitación que la posibilidad”, explica Joaquín Zambrano, psicólogo y acompañante terapéutico.
La inclusión educativa es parte de la agenda global hace por lo menos treinta años. Pilar Cobeñas, licenciada en Ciencias de la Educación, desarrolló una investigación en la que describe tres maneras de incumplimiento de este derecho: exclusión, segregación y exclusión en la integración.
Estudiaron cuatro escuelas comunes y cuatro especiales de la región bonaerense de Argentina. Entrevistaron a directores y personal de las escuelas, mientras las visitaron por ocho meses, dos o tres veces por semana. Tomaron como protagonistas a los jóvenes que asistieron a ellas que contaron sus historias, focalizándose en las mujeres, de entre 15 y 29 años, con diferentes tipos de discapacidad. “Son las más segregadas por la intersección de ser mujeres, jóvenes y discapacitadas”, cuenta Cobeñas.
La primera forma que describe es la exclusión, que es negarle la educación a alguien. Un alumno entrevistado por Cobeñas dijo que lo tuvieron en la institución especial sin darle nada de educación y que es difícil cuando piensan que ellos son `ineducables´.
Una directora de escuela especial, donde todos sus alumnos son analfabetos, afirmó en la investigación que ellos no pueden aprender ningún sistema de comunicación. Sin embargo, Zambrano, afirma que los chicos con discapacidades que no pueden comunicarse de manera verbal, lo pueden hacer con lenguaje de señas o dispositivos electrónicos.
Cobeñas explica que muchas escuelas comunes se niegan a educar a estos chicos, o que lo hacen, pero después los terminan derivado a las especiales. Cristian Carrea, padre de una chica con discapacidad, cuenta: "Cuando mi hija tenía nueve años, el colegio decidió que no cumplía con el estándar de cuarto grado y me dijeron que no podía continuar en el colegio".
"Cuando mi hija tenía nueve años, el colegio decidió que no cumplía con el estándar de cuarto grado y me dijeron que no podía continuar en el colegio".
La segunda forma es la segregación, separar al alumno y enviarlo a la escuela especial. Se da a entender que son los chicos quienes deben adaptarse a las instituciones y no al revés. La directora de una escuela especial le comentó a Cobeñas que es `lo peor´ para estos chicos ir a la corriente.
La tercera, es una forma de inclusión que en realidad excluye, y es la integración. Cobeñas expresa: “Me movilizó la multiplicidad de violencias a las que son sujetas la personas con discapacidad en las instituciones educativas”. Malos tratos, eximición de clases o materias y ausencia de apoyo. “Una profesora me dijo que a ella no le pagaban doble por enseñar a `retrasados´”, comentó una entrevistada de la investigación.
“No es lo mismo escuela común que inclusiva. En la última no se acepta ningún tipo de discriminación ni violencia, en la común si”, asegura Cobeñas.
Aun cuando gran cantidad de documentos explican que es el sistema educativo el que tiene que adaptarse a todos los niños y no al revés, la educación de calidad es todavía un gran desafío.
Para más información: la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ASIJ) trabaja para que haya sistemas educativos verdaderamente inclusivos.
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